Comencemos un viaje más profundo, donde aprender a oír nuestro cuerpo nos revela una puerta de acceso a un mundo trascendental: el de aprender a sentirnos. Durante la práctica del yoga, nos sumergimos en la plena conciencia de nuestro cuerpo, sintonizando con cada respiración, estiramiento y activación muscular. Esta conexión se arraiga en nuestro ser y nos acompaña en nuestro día a día. Atender a nuestro cuerpo se convierte en un hábito arraigado en nuestra rutina.

Así, llega el momento en que, sorprendidos, descubrimos que creíamos estar tranquilos, pero en realidad nuestro pecho está contraído o nuestra respiración se ha acelerado. Sin embargo, ahora contamos con herramientas para influir en ello. Podemos tomarnos el tiempo para detenernos y bajar el ritmo de la respiración, disminuir la actividad o aplazar una tarea si sentimos que es imperioso para nosotros.

La escucha interior nos permite conectar con un movimiento interno agradable cuando disfrutamos tranquilamente de algún momento o situación. Profundamente enraizados en ese estado, nos conectamos con la felicidad, la tranquilidad y el amor que reside en nuestro interior.

La misma escucha nos permite explorar y darle lugar a la tristeza cuando emerge, comprendiendo su importancia y permitiendo que fluya naturalmente.

El yoga es el fundamento que sostiene esta transformadora conexión con nosotros mismos. Es una herramienta que va más allá del tapete, trasciende la sala de práctica y se expande en cada faceta de nuestra existencia.

En el camino de la autorreflexión, el bienestar y la autenticidad, el yoga es el cimiento desde el cual construimos una vida más significativa y equilibrada.

Descubre la magia de escuchar tu cuerpo y sumérgete en la armonía de tu ser con la práctica del yoga. ¡Permite que la transformación comience desde dentro!

Namaste.