Yo cuando atravieso momentos dolorosos lo primero que hago es hacer una toma de conciencia.

¿Qué significa hacer una toma de conciencia?

Significa pararme a ver dónde estoy situada. Ver cuál es mi situación, y la situación general. Intento ser lo más objetiva posible, me preparo para todas las posibilidades… me preparo psicológicamente para el peor panorama, para el más duro. Me ubico allí y digamos que lo degusto, para ver qué cualidad tiene, qué textura, cuáles son sus aromas, así mi conciencia se prepara para transitar aquello que pueda venir y que no me coja por sorpresa. 


Intento no despistarme

Hay dolor, el dolor a veces es intenso y otras veces parece marchar, pero es como el sol, aunque esté tapado sigue allí. Eso es importante, porque esto incide en mi cotidianeidad. Cuando el ser está ocupado procesando emociones intensas la mente no puede ser tan ejecutiva, así que intento ir más despacio. Si tengo muchas cosas que hacer, pararme a hacer un listado mental o escrito de aquello que necesita ser hecho me ayuda, porque son frecuentes los despistes. Mi mente está dispersa, busca excusas para no hacer aquello que tiene que hacer, sencillamente porque no tiene la capacidad, tiene el disco duro lleno, va a ralentí.


Darle espacio a aquello que estoy sintiendo

Intento darme momentos para sentir. A mí me ayuda a canalizarlo tomarme tiempo para escribir, tocar la guitarra, o alguna expresión artística, incluso coser o limpiar a veces me ayuda a centrarme.

La segunda toma de conciencia


La segunda toma de conciencia es sentir el dolor en el cuerpo, donde está, que forma tiene? Yo lo siento como una piedra en el pecho, es como una roca pesada. Esa información me sirve, me conecta con el proceso que estoy viviendo. Hay momentos donde parece que la tormenta ya pasó, pero en algún momento de silencio interior entro en contacto con mi pecho y sigue estando la sensación, eso me informa que aún hay trabajo por hacer, que necesito más paciencia y amor para seguir sanando. Otras veces al contrario, siento como la sensación se va aligerando, que la roca se ha vuelto más pequeña y menos pesada y eso me indica también cómo va el proceso. Para mi es fácil sentirlo así porque soy muy kinestésica, es decir, que necesito sentir, tocar y manipular los elementos para comprenderlos e integrarlos.


Cada uno ha de encontrar su manera.

Lo importante es vivir las vicisitudes de la vida con conciencia, porque sino vamos acumulando un montón de asuntos pendientes que quedan sin resolver, y te imaginas como queda el disco duro de llenito??

Las personas vamos por la vida como zombies emocionales porque no nos han enseñado a sentir.

Es hora de cambiar el modo automático y hacernos de cargo de nosotros mismos. Aprender a maternarnos en vez de buscar afuera el sostén que somos incapaz de darnos a nosotros mismos.


Buscar apoyo es genial, caminar de la mano con amigos, pareja, familia que nos ayuden a que todo sea un poco más ligero es ideal. Vigilemos de no exigirle todo el sostén a una sola persona, repartamos un poco y hagamosnos cargo de nuestra parte, sin echarle encima a nadie la responsabilidad de hacernos sentir bien.